La maternidad es una de las experiencias más bellas que podemos vivir. Se despierta el amor (un amor ilimitado, incondicional, algo jamás experimentado), la ilusión, la felicidad… pero, como la vida misma: tiene su luz y su sombra. En la maternidad se despiertan también muchos miedos, dudas, frustraciones, preocupaciones, etc. Se despiertan memorias, creencias, vivencias, incluso epigenes que estaban inactivos. En ocasiones, se activan miedos que teníamos ya “superados”. Con todo el movimiento hormonal que tenemos, si le sumamos además este despertar, en ocasiones las nuevas mamás se sienten fatal, y como nos sentimos fatal (cuando la sociedad nos dice que tendríamos que estar felices), conectamos con la culpa; vamos un coctel explosivo. Hay algo que quiero que sepas: todo lo que te sucede (emociones, pensamientos, sensaciones, sentimientos, movimientos…) es normal y estás en tu derecho de experimentarlo.
Soltemos el mito de la madre feliz y contenta sin ningún problema ni difcultad. Esto directamente no es verdad.
La maternidad son noches sin dormir, cansancio, duda, miedo, llanto dolor (por la lactancia, por el parto…), frustración y un larguísimo etc. Y estamos en nuestro derecho de sentirnos así. Esto, evidentemente, no quita para que a la vez, sintamos un amor desbordante que hace que todo esto sea un mero trámite. Desde luego que todo merece la pena por ver a tu peque sonreír.
Pero es importante que sepas que todo esto puede pasar, y que si pasa, es perfecto, todo está bien y es correcto. La maternidad es pura vida, y como la vida: es bellísima y muy dura a veces, aunque de esto último no se hable tanto. En la etapa del puerperio más que nunca es importante contar con estrategias que te lleven a tu centro, a tu bienestar. El autocuidado es fundamental. Para que tu peque esté bien, tú tienes que estar bien. Necesitamos quien nos sostenga para poder sostener, necesitamos personitas cerca y también esas estrategias de gestión emocional, control del pensamiento… En esta etapa de la vida es vital el empoderarnos para establecer un vínculo sano entre madre y bebé. Muchas mamás se sienten cuestionadas, desconectadas, desorientadas… y esto les lleva a no hacer lo que sienten que tienen que hacer.
Es muy interesante que contemos con un grupo de apoyo, con una tribu que nos entienda y sostenga en los momentos que necesitamos. Nuestra pareja y familia es fundamental, pero también lo es otras mamás que están en el mismo momento que nosotras, que están pasando y sintiendo lo mismo, porque el entendimiento entre ellas es total.
Disfruta de tu maternidad al máximo, y si para ello en algún momento necesitas ayuda, busca quien te acompañe, no estás sola 🙂
Ana Luz Aparicio, terapeuta (Gestalt, Psiconeuroinmunoterapia, facilitadora de Psych-K®)